Un concepto y dos palabras fueron los que salvaron a estos
niños de oscuras intenciones de un extraño (todos deberíamos aplicar esto).
que acudir de urgencia al médico. Como madre de 4 hijos, tuvo que arreglárselas para ir manejando con ellos y con un tremendo dolor a cuestas.
Al llegar al hospital dejó a su dos hijos más grandes en el banco de la acera
del hospital, pues en 5 minutos estaría yendo a buscarlos una amiga de ella,
para llevarlos a la escuela.
Jodie entró rápidamente a la sala de emergencia,
con sus dos hijos más pequeños, y pensando que los otros dos hijos estarían
bien, pues su amiga ya pasaría a buscarlos.
Extraños al acecho
Pero lo que Jodie supo más tarde es que su amiga se retrasó
unos 40 minutos, y en ese lapso de tiempo tres personas se acercaron al banco
donde estaban sentados los niños y les pidieron que los acompañaran dentro del
hospital, a buscar un hombre que estaba en el baño, que no quería salir para
ser atendido por el médico.
Los extraños les decían a los niños que su ayuda
era indispensable para persuadir al hombre escondido que se dejara atender por
el doctor.
“No, gracias”
Los niños no hicieron más que responder “No, gracias” a los
fallidos intentos de aquellas personas. Los niños le contaron luego a su madre
todo este relato y hasta detallaron que luego vieron cómo otro hombre salía de
adentro del hospital y se metían todos a un automóvil. Los niños dijeron tantas
veces “no, gracias” y con tanta firmeza, que los extraños no tuvieron otra
opción más que desistir.
Una regla familiar que los salvó
Además de su negativa, los niños habían aprendido una regla
familiar que los salvó del posible secuestro.
El niño le dijo a su madre, luego
de relatar detalladamente toda la situación, “Mamá, yo sabía que eran personas
difíciles porque nos pedían ayuda. Los adultos no piden ayuda a los niños”.
Y
con éste concepto de “personas difíciles”, el niño pudo clarificar en su mente
que quienes tenían frente a ellos era personas peligrosas.
¿Por qué utilizar ese concepto y no “extraños”?
El concepto de “personas difíciles” fue el que salvó a estos
niños, según su madre. Pues al utilizar el término de “extraños” los niños
podrían confundir ese concepto con personas peligrosas, violentas, o que les de
miedo.
Y muchas veces y podríamos decir la gran mayoría- las personas que se
acercan a los niños con fines de rapto y secuestro suelen ser personas
amigables que intentan generar simpatía con el niño.
Si el niño simpatiza con esa persona, probablemente no
concuerde con su preconcepto de “extraño”. En cambio, al utilizar el concepto
de persona difícil, o persona astuta, o persona pícara, el niño ya sabe que esa
persona querrá algo más de él; y eso es justamente en donde los padres debemos
hacer hincapié.
Este concepto fue creado por Patty Fitzgerald, quien lo
expone en la web del programa de seguridad para padres llamado Safely Ever
After.
Ella aconseja dejar de decirles a los niños que no hablen con extraños,
pues quizá tengan que hablar con un extraño algún día, y sí enseñarles con qué
clase de extraños están a salvo.”, según reporta Mirror.
Una de las cosas que este programa anima a los padres a
enseñar a los niños es que solo las “personas difíciles” piden ayuda a los
niños. Si un adulto seguro necesita ayuda, le preguntará a otro adulto, y no a
un niño.
Educar a nuestros hijos para ayudarlos a que conserven su
integridad física
Es interesante el uso de este concepto de “personas
difíciles” y no “extraños”, pues muchas veces la persona peligrosa está más
cerca de lo que creemos.
Es por ello que a medida que nuestros niños van
creciendo es fundamental que aprendan a cuidarse solos para ponerse a salvo en
cualquier emergencia que pueda suscitarse.
Esperemos nunca tengamos que enfrentarnos a una situación de
este tipo, pero al menos como padres, tengamos la precaución de advertir a
nuestros hijos del peligro.
Enseñarle a que aprenda su dirección, el número de
teléfono de sus padres, y a que su cuerpo es privado, o a que puede decir “no”
cuando lo considere, lo alejará de potenciales peligros y aumentará su
confianza en sí mismo.
El truco de esta madre me ha parecido fascinante, y
comenzaré a ponerlo en práctica en las charlas de seguridad con mi hija. Y tú,
¿cómo enseñas a tus hijos a cuidarse de los peligros?
No hay comentarios:
Publicar un comentario